Tom Lee fija en $1 millón el objetivo de Bitcoin y en $60.000 el de Ethereum en su nuevo pronóstico

Tom Lee ha establecido nuevos objetivos para Bitcoin y Ethereum que superan ampliamente las expectativas anteriores. Considera que Bitcoin podría subir con rapidez, alcanzando entre 200.000 y 250.000 dólares ya en 2025. A más largo plazo, incluso ve un camino hacia el millón de dólares. Ethereum, en su opinión, también tiene un fuerte potencial alcista. Su meta a corto plazo es de 5.500 dólares, con un rango de entre 10.000 y 16.000 dólares para el próximo año, y posiblemente 60.000 dólares en un plazo de cinco años. Estas cifras no son arbitrarias. Lee las fundamenta en la idea de que Bitcoin podría rivalizar con la capitalización de mercado del oro, de 23 billones de dólares, mientras que Ethereum podría consolidarse como la blockchain de referencia sobre la que se apoye la financiación tradicional.

¿Qué impulsa el crecimiento de Ethereum y Bitcoin?

La convicción detrás de estas previsiones proviene de la demanda institucional. BitMine Immersion Technologies, donde Lee ejerce como presidente, posee actualmente 1,72 millones de ETH valorados en unos 7.650 millones de dólares. En una sola semana, la compañía sumó 190.500 ETH. BlackRock también ha estado comprando de forma agresiva, con su ETF de Ethereum ya superando los 6.000 millones de dólares en activos. No se trata de apuestas especulativas. Estas operaciones muestran cómo las finanzas globales están empezando a tratar a Ethereum como parte de la infraestructura de liquidación. El volumen de compras sugiere que la adopción de mercado se está ampliando rápidamente.

Otros comparten el optimismo de Lee. Brian Armstrong, de Coinbase, también prevé que Bitcoin alcance el millón de dólares, señalando una mayor claridad regulatoria. Cathie Wood se mantiene en la misma proyección, argumentando que la oferta limitada y la demanda institucional impulsarán los precios al alza. Ryan Adams, de Bankless, incluso destacó que Lee ha adquirido casi 10.000 millones de dólares en ETH en apenas 50 días, aproximadamente el 1,4% de todo el ETH en circulación.

Escepticismo sobre los objetivos de Tom Lee

No todos están convencidos. Algunos analistas califican estas previsiones de “ilusorias”, señalando que el calendario ha sido siempre el punto débil en el historial de Lee con el mercado cripto. Las compras institucionales a esta escala pueden no mantenerse, y los costes de financiación asociados podrían lastrar el crecimiento futuro. La gran incógnita es si Ethereum podrá mantener su liderazgo mientras otras blockchains compiten por atraer usuarios.

Aun así, la adopción avanza de forma clara. Japón ya ha reconocido a Bitcoin como moneda de curso legal. Suiza se ha consolidado como un polo creciente para startups de blockchain. Los stablecoins movieron 2,1 billones de dólares el mes pasado, más de lo procesado por Visa. Ese impulso refleja cómo unas normas más claras y una infraestructura más sólida están impulsando al ecosistema hacia adelante.

El historial de Tom Lee en predicciones de mercado

El historial de Lee muestra que sus proyecciones suelen acertar en la dirección, aunque a veces se adelante en el tiempo. En 2017 pronosticó un Bitcoin a 25.000 dólares para 2022, una cifra que parecía conservadora cuando la criptomoneda tocó los 55.000 dólares en febrero de 2021. También acertó con el cruce del S&P 500 por encima de los 5.500 puntos este año. El mismo patrón podría repetirse aquí. Sus objetivos para Bitcoin y Ethereum pueden tardar en materializarse, pero la dirección parece coherente con el impulso actual.

Los riesgos, no obstante, no son menores. La volatilidad de los precios, los cambios regulatorios y la rapidez de la innovación tecnológica podrían alterar el resultado. Aun así, si la demanda institucional persiste y los gobiernos continúan avanzando hacia marcos regulatorios más claros, la adopción de mercado podría acercarse mucho más a la visión de Lee. Que los precios alcancen exactamente las cifras previstas es incierto, pero las perspectivas para las criptomonedas apuntan a una integración con las finanzas globales más profunda que nunca.