El presidente de la SEC respalda normas más ligeras y contempla el fin de los informes trimestrales
Paul Atkins está acelerando una propuesta para poner fin a la presentación obligatoria de informes corporativos trimestrales, adoptando una "dosis mínima efectiva" de regulación.

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El presidente de la SEC, Paul Atkins, se ha comprometido a reducir la regulación financiera, favoreciendo una "dosis mínima efectiva" de supervisión en lugar de una aplicación agresiva.
La SEC acelerará una propuesta del presidente Trump para poner fin a la presentación obligatoria de informes corporativos trimestrales en favor de un modelo semestral.
Esta medida supone un cambio radical respecto del enfoque de la SEC anterior en normas progresistas como la divulgación del riesgo climático y la aplicación agresiva de las criptomonedas.
Los críticos advierten que la presentación de informes menos frecuentes puede perjudicar la transparencia y la rendición de cuentas de los inversores minoristas, mientras que los partidarios afirman que reduce el "cortoplacismo".
El presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC), Paul Atkins, se ha comprometido a reducir la regulación financiera. Además, busca impulsar rápidamente la propuesta del expresidente Donald Trump para eliminar los informes corporativos trimestrales. En un artículo publicado en Financial Times, Atkins argumentó que la supervisión gubernamental debería ofrecer únicamente la “dosis mínima efectiva” necesaria para proteger a los inversores, al tiempo que brinda a las empresas mayor libertad para crecer.
Un giro respecto a la era Gensler
Esta iniciativa representa un cambio radical respecto a la trayectoria regulatoria establecida bajo el expresidente de la SEC, Gary Gensler, quien enfatizó la aplicación agresiva y la obligación de mayores revelaciones. En contraste, el presidente Atkins se está posicionando como un regulador pro-mercado, prometiendo menos restricciones y obligaciones de reporte menos frecuentes para las compañías cotizadas.
Impulso para eliminar los informes trimestrales
Actualmente, las empresas públicas en EE. UU. deben presentar estados financieros cada 90 días. Trump y sus aliados han argumentado durante mucho tiempo que este sistema fomenta el “cortoplacismo”, obligando a los ejecutivos a concentrarse en los resultados trimestrales en detrimento de la estrategia a largo plazo.
Atkins coincidió con esta preocupación, escribiendo que los mercados deberían determinar la frecuencia de los informes según la industria, el tamaño de la empresa y las expectativas de los inversores. De adoptarse, la SEC podría pasar a un modelo de reportes semestrales similar al del Reino Unido, donde los reguladores eliminaron la obligación de informes trimestrales en 2014.
El presidente Atkins señaló que muchas empresas británicas todavía optan por reportar cada tres meses, lo que sugiere que la flexibilidad no reduce automáticamente la transparencia. Aun así, los defensores de los inversores advierten que eliminar esta regla podría socavar la eficiencia del mercado de capitales. Argumentan que los reportes trimestrales son esenciales para proteger a los pequeños inversores, garantizando responsabilidad y reduciendo las brechas de información entre los insiders y el público.
Ajuste regulatorio bajo la administración Trump
La postura de Atkins refleja el esfuerzo más amplio de la administración Trump por flexibilizar las normas financieras y ejercer mayor control sobre las agencias independientes. La SEC ya se ha retirado de la defensa de una regla de la era Biden que obligaba a las empresas a divulgar riesgos climáticos, una iniciativa emblemática de Gensler que enfrentó desafíos legales.
En su artículo de opinión, Atkins criticó las nuevas directivas de sostenibilidad de Europa, que exigen revelaciones sobre impactos ambientales y sociales. Argumentó que estas normas se centran en “modas políticas” en lugar de información financiera material, y que imponen costos innecesarios a inversores y empresas.
Sus comentarios muestran el cambio de la SEC desde una regulación progresista hacia un enfoque más limitado centrado en el rendimiento para los inversores. Este enfoque más ligero también se extiende a los activos digitales. A diferencia de Gensler, quien llevó a cabo acciones de aplicación de alto perfil contra empresas cripto, Atkins ha mostrado apertura hacia el sector. Observadores señalan que esto constituye uno de los giros más significativos en la trayectoria de la agencia en décadas recientes.
Debate sobre el impacto en el mercado
Los partidarios de los cambios sostienen que reducir la carga regulatoria atraerá más cotizaciones a los mercados estadounidenses, permitiendo que las empresas prioricen la inversión a largo plazo sobre el desempeño trimestral. Argumentan que un reporte más ligero también podría mejorar la competitividad global de EE. UU., especialmente frente a Europa, que sigue ampliando sus obligaciones de cumplimiento.
Pero los críticos advierten que una menor frecuencia de reportes podría afectar la transparencia y reducir la confianza entre los inversores minoristas. Grupos de defensa temen que aumente la brecha entre insiders y accionistas ordinarios, creando nuevos riesgos en los mercados de capitales que dependen de revelaciones consistentes.
El debate está lejos de cerrarse. Aunque el presidente Atkins está comprometido con la implementación de la agenda de Trump, deberá equilibrar las demandas de flexibilidad de la industria con los llamados de los inversores a la rendición de cuentas. Si el reporte semestral se convierte en la nueva norma dependerá de hasta qué punto la SEC esté dispuesta a impulsar la desregulación sin provocar reacciones negativas del Congreso, los inversores y el público.
Perspectivas para las empresas estadounidenses
Para las corporaciones de EE. UU., la posibilidad de una regulación más ligera podría redefinir el ritmo de la divulgación financiera. Las empresas podrían ganar espacio para centrarse en la estrategia en lugar de cumplir con objetivos trimestrales. Sin embargo, también enfrentarán presión para mantener la confianza de los inversores mediante reportes voluntarios.
Si el presidente Atkins cumple su promesa, el enfoque de la SEC podría redefinir cómo los mercados estadounidenses equilibran la supervisión. Este cambio no solo representaría una modificación de política, sino un reinicio filosófico: pasar de la regulación como salvaguarda a la regulación como guía mínima. Si este equilibrio fortalece o debilita al mercado seguirá siendo la cuestión central, que definirá la política financiera estadounidense mucho más allá del mandato de Trump.

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